6/12/2006

Una Nota sobre Perú y Ecuador

En un primer momento en el cargo, la izquierda saludó la elección de Toledo en Perú y Gutiérrez en Ecuador, citando sus plebeyos principios, sus alianzas con organizaciones indias (como CONAIE en Ecuador) o los orígenes indios (Toledo hablaba Quechua y llevó poncho durante su campaña electoral). A pesar del hecho que Toledo fue diplomado del programa graduado neo-liberal de Stanford y un funcionario del Banco Mundial, la izquierda aclamó su oposición a la dictadura de Fujimori (con el apoyo de los EE.UU.) como una señal de que el "cambio vendría."

De hecho el cambio entró en forma de privatizaciones intensificadas de la minería, el agua y la energía, subsidios para los exportadores agro-mineros, levantamiento de los aranceles aduaneros al comercio y deteriorando las condiciones de vida de los pobres y de la clase media. Durante los últimos 3 años las encuestas de opinión de Toledo nunca pasaron del 15% y mayormente rondaron por debajo del 10%.

Gutiérrez abrazó las doctrinas del FMI una vez en el cargo, respaldó ampliamente el Plan Colombia de los EE.UU., apoyando la base militar norteamericana de Manta, propuso la privatización del petróleo estatal y de las compañías eléctricas, encarceló a los líderes sindicales que protestaban, dividió el movimiento indio a través de la financiación selectiva ligada a los líderes evangélicos de derechas y, con el tiempo, fue desalojado por un levantamiento popular en el 2005. El legado de Gutiérrez fue un movimiento social indio muy debilitado (CONAIE), la desacreditación de Pachacutik, su partido fraternal, y un movimiento sindical decapitado.

Sólo después de que el daño político fuera un hecho consumado, tardíamente, la izquierda reconoció la naturaleza reaccionaria de los regímenes de Gutiérrez y Toledo, se disociaron de ellos y dejaron de referirse a los mismos como parte de los "Nuevos Vientos de la Izquierda."

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