Murió el monigote, el títere Pinochet.
Con alegría contenida he recibido la muerte de Pinochet. Es cierto que ha muerto el dictador. Ha muerto también la posibilidad de que se hiciese justicia. Justicia para los miles de chilenos desaparecidos y de los familiares que tenían la “esperanza” de la justicia chilena por fin hiciera justicia. Pero no ha sido así. La paradoja de su muerte, es que justo el día que se celebraba en el planeta el día de los derechos humanos, ha muerto el monigote y títere Pinochet. Pero con él se fue la posibilidad de enjuiciar también a los verdaderos responsables de tanta muerte en el continente latinoamericano.
Dos cosas se nos quedaran en la vitrina de la historia. La primera es que con la muerte del dictador, se fue también la posibilidad de responsabilizar a las dictaduras militares que en la década de los setenta gobernaron el continente entero y por ende enjuiciarlos por las atrocidades cometidas. Responsabilizarlos de la colaboración en las torturas, en la persecución, en los asesinatos y desapariciones de militantes, colaboración con Estados Unidos. Responsabilizarlos de los miles de exiliados, que desde entonces, hay por Europa, Canadá, Australia.
Sin embargo lo que la justicia se niega por miedo - o por quien sabe que carajo magancería -, en los países donde todavía hay responsables asesinos y castigar a los militares culpables de tanta represión. Mientras la justicia siga comportándose como el avestruz que prefieren esconder la cabeza antes de sentar al banquillo de los acusados a los responsables ejecutores de las atrocidades. Si eso sigue así, las víctimas, y el pueblo nunca olvidan. Hasta que no se haga justicia.
Sin embargo hay una segunda cuestión que por serla no es menos importante. Al contrario creo que es la más importante. Y es que detrás de esas dictaduras había una mano que ordenaba y las financiaba. Que gracias a esa mano se cometieron las atrocidades que todos conocemos. Ningún país podía hacer algo o no querían, ya que esas dictaduras estaban siendo promovidas y auspiciadas por el imperialismo yanqui. Son Estados Unidos y la CIA, los verdaderos responsables de miles de muertos y desaparecidos. Y las dictaduras militares fueron quienes llevaron acabo los planes macabros de los gringos con el pueblo latinoamericano. Son ellos los responsables de que existan, todavía hoy, por todo el mundo, exiliados chilenos, argentinos, uruguayos etc.
Con la muerte de Pinochet no sabremos quien fue el verdadero instigador - aunque nosotros ya lo sepamos – de las miles de muertes y desapariciones, al premio “Nóbel de la paz” de entonces, Kissinger, le preocupaba que el socialismo democrático de Allende pudiese transmitir un ‘mensaje equivocado’ a los electores de las democracias europeas. Por lo tanto, era necesario impedir al ‘virus extender el contagio’.
Con los archivos desclasificados de la CIA se pudo demostrar cómo la CIA, fue el instigador antes y después del golpe militar y el asesinato a Salvador Allende, y la persecución a miles de militantes de izquierda chilena. Que los gringos, Pinochet y demás militares del Sur de América, son los verdaderos responsables de las miles de muertes, de los desaparecidos y exiliados. Son los gringos y los militares, los responsables del genocidio cometido al amparo de la lucha anticomunista. Son ellos los responsables y algún día, esperamos todos los latinoamericanos, tendrán que pagar. Se murió el dictador el ejecutor de las órdenes que dieron los gringos. Que siguen dándolas por todo el mundo.
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