6/12/2006

Argentina - Presidente Kirchner (2003- al presente)

Bajo el presidente Kirchner, Argentina ha crecido a una velocidad del 8.5% al año, incrementando sustancialmente los beneficios de la exportación, el desempleo se ha reducido de un 20% a aproximadamente un 15%, han aumentado las pensiones y los sueldos, se ha renegociado una porción de la deuda externa privada y se han revocado las leyes que les concedían impunidad a los verdugos militares. Comparado a las políticas liberales en extremo de Lula, Kirchner parece un líder progresista. Visto desde una perspectiva de izquierdas, sin embargo, el régimen queda bien lejos.

Kirchner no ha revocado ninguna de las fraudulentas privatizaciones estratégicas de la energía de Argentina; petróleo e industrias eléctricas. Bajo su régimen los beneficios de las principales empresas de sectores agro-industriales y del petróleo han subido como un cohete sin los correspondientes aumentos de los sueldos. En otras palabras, las desigualdades o han aumentado, o han seguido siendo las mismas dependiendo de sectores. Mientras Kirchner ha financiado y subvencionado la revitalización de la industria y la promoción de las agro-exportaciones, los sueldos han alcanzado apenas el nivel de 1998, el último año antes de la crisis económica. Es más, mientras que los niveles de pobreza han decrecido de su cresta de más del 50% en el 2001, aún están cerca del 40%; para un país que produce bastante grano y carne para suministrar a una población seis veces el tamaño de Argentina. Los ministerios económicos, de finanzas y los banqueros centrales de Kirchner tienen lazos a largo plazo con el capital internacional y los bancos. Mientras el crecimiento económico y alguna mejora social han tenido lugar, mucho de lo cuál puede atribuirse a los favorables precios mundiales para la carne, el grano, el petróleo y otras materias primas. En política exterior Kirchner, como Lula, se opone al ALCA porque los EE.UU. se han negado a la reciprocidad bajando sus aranceles aduaneros.

La política exterior de Kirchner es escasamente antiimperialista: Las tropas Argentinas ocupan Haití a petición de los EE.UU. y se comprometen en maniobras conjuntas con los EE.UU.. Si bien Kirchner repudió la ley de impunidad, ningún nuevo juicio ni castigo han sido impartidos todavía. Al tiempo que Kirchner se opone a los ataques estadounidenses, apoya la propuesta estadounidense de llevar a Irán ante el Consejo de Seguridad de la ONU. Mientras que el desempleo ha descendido, uno de cada seis argentinos está todavía sin trabajo. La ayuda por desempleo permanece en los 50 dólares por familia al mes. Aunque los sueldos nominalmente han aumentado, la creciente inflación de más del 10% ha reducido los ingresos reales para la mayoría de empleados públicos. Las estructuras del poder socio-económico permanecen en su lugar; de hecho Kirchner ha jugado un importante papel restaurando y consolidando la hegemonía capitalista después de los masivos levantamientos populares de diciembre del 200o. Él ni ha redistribuido la propiedad, ni la renta ni el poder, excepto entre los diferentes segmentos de la clase capitalista. Su crítica a Washington sólo se extiende a las medidas del intervencionismo más extremo que buscan perjudicar los grandes negocios argentinos y convertirlos en un cliente impotente: de aquí la oposición de Argentina al intento del Departamento de Estado de formar un bloque anti-Chávez. El rechazo de Kirchner está basado casi exclusivamente en el hecho de que Argentina recibe gasolina y petróleo a precios subvencionados, ha afianzado un importante contrato de construcción naval y ha firmado lucrativos acuerdos de comercio con Venezuela para comercializar sus productos agrícolas y manufacturados. Con respecto a Cuba, Kirchner abrió relaciones diplomáticas pero ha mantenido su distancia. Si bien las relaciones diplomáticas son excelentes con Chávez, no comparte ninguna de sus políticas redistributivas.

En conclusión, en Kirchner no se halla ninguno de nuestros criterios como izquierdista. Es más claramente un conservador pragmático que disentirá de los EE.UU. cuando sea beneficioso para su agro-negocio y para la base social capitalista e industrial. En ningún punto, ha cambiado Kirchner nada del excedente presupuestario, empleado ahora para pagar la deuda externa, para financiar las deterioradas instalaciones de salud y educación y proveer de sueldos mejores al personal de esos vitales sectores públicos.

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