La Infortunada Historia de la Izquierda Intelectual
Las grandes mayorías de América Latina; obreros, campesinos, desempleados y pobres han sufrido las graves consecuencias del apoyo de sus movimientos a los partidos y coaliciones de "centro-izquierda". Muchos reproches deben recaer sobre sus líderes inmediatos, algunos de los cuales fueron co-optados, otros decepcionados, manipulados o auto-engañados. Pero parte del fracaso reside en los intelectuales de izquierdas, periodistas, gente de las ONGs, y académicos que escribieron y hablaron a favor de políticos y partidos de "centro-izquierda". Ellos promovieron sus virtudes, sus historias y sus promesas; ellos loaron sus oportunidades, sus fundamentos plebeyos, y su honestidad; de una forma superficial, inmensamente ignorante y acrítica. La lista de intelectuales izquierdistas cubre los tres continentes y se lee como un ' quién es quién' de la izquierda: Emir Sader, Michel Lowy, Heinz Dietrich, Perry Anderson, Boro de Atilio, Raul Zibechi, Frei Betto, Noam Chomsky, Ignacio Ramonet entre otros. Todos en uno u otro grado, durante un tiempo más largo o más corto cantaron a coro que "los Nuevos Vientos de la Izquierda están soplando en América Latina". Una lectura de cerca de sus escritos revela que los intelectuales de izquierdas fueron influenciados más por el texto y la retórica de las personalidades y partidos de "centro-izquierda" y menos por sus prácticas de clase, políticas económicas, nombramientos políticos estratégicos y sus vinculaciones con las élites antes y después de ser elegidos. En general, los intelectuales de izquierdas fueron seducidos por símbolos políticos, formas políticas y políticas de identidad (sobre todo la presencia de "indios" y mujeres en posiciones de poder) y no por el contenido socio-económico y por la naturaleza de clase de sus políticas. Generaron mucho de la identidad étnica "india" o de los orígenes sociales del partido o personalidad a expensas de su transformación neo-liberal, de su referencia a los grupos de la élite de los negocios, de su actual asociación a la élite socio-económica. Jugaron dentro de los gestos políticos y el teatro: las promesas de reducir los sueldos presidenciales (Morales), ceremonias rindiendo homenaje a las luchas del pasado (Tupamaros), llorando o “sintiendo” por los pobres (Lula) en lugar de en la venta de las materias primas estratégicas a las corporaciones multinacionales extranjeras.
En parte los juicios de los intelectuales de izquierda fueron dañados por un recuerdo nostálgico de años pasados; cuando conocieron a Lula como un líder sindical
( hace 25 años), al Frente Amplio (resistiendo a la dictadura militar de Uruguay en los años setenta), Evo (como el líder militante de agricultores de coca en los años noventa), Kirchner (como un simpatizante de los montoneros en los años setenta). Escribiendo sobre la base de identidades fuera de tiempo, los intelectuales de izquierdas no intuyeron, analizaron o entendieron la inmensa transformación de la izquierda hacia la derecha. En cambio inventaron un inexistente pero hospitalario "centro-izquierda" que se ajustara a anhelos y deseos de estar “contra” el sistema mientras se era parte del mismo.
No pocos intelectuales de izquierdas fueron impresionados por los gestos diplomáticos del "centro-izquierda" de amistad hacia Cuba y Venezuela, la recepción calurosa de Hugo Chávez, incluso el abrazo ocasional de líderes progresistas. No cabe ninguna duda que ellos confundieron los gestos diplomáticos favorables de Cuba y Venezuela hacia los regímenes de "centro-izquierda" (comprensible desde el punto de vista de las políticas estatales con el objeto de oponerse a las presiones estadounidenses) con un apoyo general a sus políticas interiores. Independientemente de las razones para el apoyo cubano y venezolano, los intelectuales de izquierdas inventaron un “propósito" común con "el centro izquierda”, alguno incluso fantaseó con un nuevo “bloque de izquierdas" (Dietrich) basado presumible en las políticas que ahondan en la propiedad extranjera de materias estratégicas, que ensanchan las desigualdades sociales y promueven el comercio libre…
La política simbólica es visualmente accesible en las portadas de los medios de comunicación de masas; no requiere una capacidad de investigar, recopilar y analizar datos. En la medida en que cuando los intelectuales de izquierda sustituyeron “la Izquierda Simbólica" por la existente y real se convirtieron al neo-liberalismo, están a gusto aceptando invitaciones a las inauguraciones presidenciales, bebiendo combinados en las recepciones y seducidos por su oportunidad de estar cerca del poder; para muchos una nueva experiencia. Los "Vientos de la Izquierda" soplan a través del espacio vacío entre sus orejas…
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