9/11/2007

Las ONG y el imperialismo

PRIMERA PARTE


Yves Engler

Foreign Affairs/ ZNet

El modelo de ONG para el “desarrollo” que se postula para el tercer mundo en las dos últimas décadas implica la destrucción de los servicios gubernamentales y que se encarguen de ellos las ONG que estén dispuestas a participar en esta socavamiento de la democracia

Test casero

A cualquier persona que trabaje para una organización de ayuda humanitaria se le exige que apruebe este examen y tiene que conseguir una calificación de notable alto o superior para ser considerado “de izquierdas”.

Por favor, escriba 500 palabras para contestar a cada una de las siguientes preguntas:

1)¿De verdad la gente se siente mejor cuando su gobierno electo es derrocado en aras de la promoción de la democracia, en lugar de la subversión?

2)¿ Proporcionar a un país armas de destrucción masiva debería calificarse de “ayuda” o “ayuda e incitación?”

3)¿Por qué se denomina ONG a una organización que obtiene la mayor parte de su financiación de los gobiernos?

4)¿Por qué la gente progresista, que cree que la privatización de los servicios médicos y de bienestar social en sus propios países desarrollados es un complot de la derecha, da dinero a organizaciones que en los países pobres sustituyen a los gobiernos en la prestación de servicios que deberían realizar aquellos?

5)¿Son realmente algunas ONG occidentales sólo un brazo del imperialismo?

Si contesta a las cinco preguntas, se le concederá una calificación especial...

Abordar la realidad de que la mayoría de las ONG para el desarrollo dependen casi en exclusiva de la “ayuda” de los gobiernos occidentales que, por lo general, se dirige hacia los países de importancia geopolítica para los dirigentes del capitalismo, puede resultar molesta para algunos “progresistas”, pero es la verdad.

Uno de los principios fundamentales de la ayuda exterior canadiense, por ejemplo, ha sido que cuando Estados Unidos blande el garrote, Canadá lleva una porra de policía y ofrece una zanahoria. El principal receptor de la ayuda canadiense en 1999-2000 fue la antigua Yugoslavia; Iraq y Afganistán fueron los dos principales receptores en los años 2003-2004; hoy Afganistán y Haití ocupan el primero y segundo lugar. El principio de que “la ayuda equilibra” la intervención [militar] también existe en otros países occidentales.

El Haití posterior al golpe de Estado ha sido una bendición para las ONG canadienses (la mayoría con sede en Québec), que han recibido decenas de millones de dólares del gobierno canadiense.

Alternatives, con sede en Montreal, que habitualmente se encuentra a la izquierda en mundo de las ONG, no es más que un ejemplo. Sin que tuviera actividad alguna antes de 2004, la afluencia de dólares canadienses en “ayuda” tras el golpe era una ocasión demasiado buena para desaprovecharla. El expediente de Haití se le dio a un empleado de Alternatives que tenía dificultades para conseguir dinero para sus programas en África. El imperialismo canadiense demostraba una clara preferencia por trabajar con los medios de información en Haití en lugar de Ghana, y Alternatives se vio recompensada por hacer ese favor. (Alternatives hizo lo mismo en Afganistán) Según la página web de la Agencia Canadiense de Desarrollo Internacional (CIDA), Alternatives ha recibido 2.100.000 dólares para trabajar en Haití en los dos últimos años. Casualmente, Alternatives ha repetido como un papagayo las informaciones de los neoconservadores sobre Haití. Su portavoz sobre Haití en el reciente Foro Social de Québec fue Jean-Baptiste Chavanne, consejero en la fallida campaña presidencial del candidato de la derecha empresarial Charles Henry-Bakers ( Se ha dicho que la organización de Baptiste apoyó a los ex militares que capitanearon el asalto contra el gobierno electo en febrero de 2004). Otro de los principales invitados haitiano de Alternatives fue Rene Colbert, editor de AlterPresse, quien me aseguró en una conversación privada que no hubo golpe de Estado en febrero de 2004 ya que Jean Bertrand Aristide nunca había sido elegido.

Muchas otras ONG canadienses que se han beneficiado del golpe pidieron el derrocamiento de Aristide. Concertation for Haití (CPH), un grupo informal constituido por media docena de ONG, tildaron a Aristide de “tirano”, a su gobierno de “dictadura” y de “régimen de terror” ,y a mediados de febrero de 2004, hizo un llamamiento para la destitución de Aristide. Este llamamiento se hizo al mismo tiempo que las pandillas entrenadas por la CIA asolaban el país para echar a Aristide.

La histérica oposición de las ONG de Québec (y de las haitianas) sin duda estaba influenciada por las políticas de sus donantes gubernamentales. También pudo influir el comprender que la intervención llevaría a aumentar la ayuda. La invasión estadounidense de 1994, que repuso a Aristide en su puesto, dio lugar a un boom de las ONG en Haití (convirtiéndolo, según algunos, en el líder mundial en ONG por kilómetro cuadrado). Pero, asegurar la financiación resultaba cada vez más difícil cuando la inversión internacional se vio reducida por la presencia de tropas extranjeras (y de instructores estadounidenses para la policía) a finales de los años 1990, y con la elección del “intransigente” Aristide en 2000. Hasta que se fue Aristide, y Estados Unidos instaló un gobierno tras el golpe, Francia y Canadá no volvieron a abrir la espita de la ayuda para las ONG canadienses y haitianas.

Haití no fue un caso único ya que en otras zonas del mundo las ONG apoyaron “intervenciones humanitarias”. Diana Johnstone denuncia en su libro Fool’s Crusade [La cruzada de los imbéciles] el apoyo de ciertas ONG al imperialismo occidental en la antigua Yugoslavia: “Cuando como en los casos de Bosnia-Herzegovina o Kosovo, una intervención militar da lugar a un protectorado internacional, a las ONG occidentales se les concede un papel destacado en la administración local y reciben grandes cantidades procedentes de donaciones públicas y privadas.( Fool’s Crusade, p. 13)

Por supuesto, el imperialismo no se reduce a las intervenciones militares. William I. Robinson en Polyarchy: Globalization, US Intervention and Hegemony [ Poliarquía: Globalización, Intervenciones estadounidenses y Hegemonía] opina que la “promoción de la democracia” es un elemento importante del imperialismo moderno y supone un cambio en la política exterior estadounidense desde las “estrategias anteriores para contener las movilizaciones sociales y políticas mediante el control del aparato del Estado y del Gobierno” a un proceso en el que “Estados Unidos y las elites locales se infiltran en la sociedad civil y desde allí, se aseguran el control de las movilizaciones populares y de los movimientos de masas...”.

No hay comentarios: